Los líderes de la Unión Europea llegan este jueves a la cumbre europea con la urgencia de asegurar financiación para Ucrania, pero con marcadas diferencias sobre el uso de los activos rusos congelados para un potencial “préstamo de reparación” de 90.000 millones de euros que permita sostener a Kiev en los próximos años.
En pleno contexto de negociaciones de paz, el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, viajará a Bruselas para reunirse con los líderes europeos, a la espera de una definición sobre la ayuda financiera. El presidente del Consejo Europeo, António Costa, anunció pocas horas antes del inicio de la cumbre que el mandatario participará como invitado en la reunión de líderes de la UE.
La atención de la última cumbre del año se concentra en Bélgica, país que alberga la sede de Euroclear, la entidad depositaria que custodia la gran mayoría de los activos rusos en cuestión. El Gobierno belga mantiene su negativa al plan por los riesgos legales ante eventuales reclamos de Rusia, una postura que condiciona las negociaciones entre los Veintisiete.
En los días previos a la cumbre se intensificaron los contactos con Bélgica. Su primer ministro, Bart de Wever, mantuvo una cena de trabajo el viernes pasado con el canciller alemán, Friedrich Merz, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para analizar la base legal propuesta por el Ejecutivo comunitario.
Fuentes diplomáticas, consultadas por la agencia Europa Press, indicaron que la propuesta incluye múltiples salvaguardias para que los riesgos que asuma Bélgica sean “lo más pequeños posible”. Las mismas fuentes afirmaron: “Políticamente, ahora le corresponde al Gobierno belga ceder”.
La propuesta de la Comisión Europea incorpora un mecanismo de liquidez que permitiría a los Estados miembros y a las instituciones financieras responder con rapidez ante eventuales demandas de Rusia. Sin embargo, el Gobierno belga insiste en explorar alternativas “más seguras y transparentes” y volvió a plantear la emisión de deuda conjunta para conceder un préstamo a Ucrania.
A esta opción se sumaron en las últimas jornadas Italia, Malta, Bulgaria y República Checa.
Desde el lado belga sostienen que incluso un riesgo residual debe mutualizarse entre los Estados miembros, reclaman que el plan abarque todos los activos inmovilizados —y no solo los de Euroclear— y exigen una cobertura ilimitada para Bélgica, tanto en importe como en duración.
La propuesta de la Comisión, en cambio, se limita a los 210.000 millones de euros de activos congelados en el continente. El préstamo mediante deuda conjunta permanece aparcado por la negativa de países como Hungría, que bloquearía la unanimidad requerida. Aun así, persiste el debate sobre la aplicación de la cláusula de excepcionalidad del artículo 122 de los Tratados de la UE, ya utilizada para prohibir transferencias de activos bloqueados a Rusia.
En este escenario, António Costa afronta la tarea de forjar un consenso.
Aunque no figura en la agenda oficial, el acuerdo de libre comercio entre la UE y Mercosur añade tensión al ambiente. Francia e Italia pidieron esta semana aplazar la firma del pacto, cerrado hace un año pero aún pendiente del aval de los 27.
Brasil, presidencia de turno del Mercosur, prevé una ceremonia de firma el sábado, con la presencia de Von der Leyen y Costa, aunque la cita sigue en el aire.
Para firmar, Von der Leyen necesita un mandato del Consejo por mayoría cualificada, un respaldo que todavía no se garantiza. París no alcanza por sí solo para bloquear el acuerdo, pero podría formar una minoría de bloqueo si suma a Polonia, Italia y a países indecisos como Bélgica, Irlanda o Países Bajos.
(Con información de Europa Press)

