La Administración de Seguridad del Transporte (TSA, por sus siglas en inglés) colabora con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) al presentar los nombres y fechas de nacimiento de viajeros que habrían recibido una orden de deportación. Con esta medida, las autoridades pueden enviar agentes a los aeropuertos para detener a estas personas.
Los funcionarios de la TSA comparan la información de los pasajeros con una lista de personas con órdenes de deportación proporcionada por el ICE.
Al presentarse alguna coincidencia, informan a las autoridades para que verifiquen la información.
El Times no pudo contactar a otros funcionarios de transporte para obtener más detalles sobre el programa. No obstante, obtuvieron la confirmación de la colaboración por parte de Tricia McLaughlin, portavoz del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés).
“El mensaje para quienes están en el país ilegalmente es claro: la única razón por la que deberían volar es para autodeportarse a casa”, dijo McLaughlin.
El Departamento de Seguridad Nacional, que alberga tanto al ICE com a la TSA, mantiene la presión de incrementar la cantidad de arrestos diarios.
A principios de este año, Stephen Miller, asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, propuso un objetivo de 3000 detenciones por día a nivel nacional.
Con esta normativa, algunos exfuncionarios sostienen que el programa sería de gran ayuda para que el ICE logre cumplir con las cifras de deportaciones solicitadas por la administración Trump.
“El gobierno ha convertido los viajes rutinarios en un multiplicador de fuerza para las deportaciones, identificando potencialmente a miles de personas que creían poder evadir la ley simplemente subiéndose a un avión”, dijo Scott Mechkowski, exsubdirector de la oficina de ICE en la ciudad de Nueva York.
Luego agregó: “No se trata de miedo; se trata de restablecer el orden y garantizar que todos los estadounidenses sepan que su gobierno aplica las leyes sin disculpas”.
Any Lucía López Belloza, una migrante hondureña de 19 años, estaba en el Aeropuerto Logan de Boston para viajar a Texas por el Día de Acción de Gracias.
Pasó el control de seguridad con su pasaporte hondureño sin incidentes y llegó a su puerta de embarque con suficiente tiempo para tomar un café.
Sin embargo, cuando llegó el momento de embarcar, su tarjeta de embarque no funcionó. Ahí le informaron que había un problema y minutos después, fue detenida por los funcionarios de inmigración.
“Oh, eres Any”, dijo uno de los agentes federales que la esperaban, según consignó la joven en diálogo con The New York Times.
“Uno de los agentes me dijo: ‘Bueno, vas a venir con nosotros. Vas a tener que rellenar un montón de papeleo’”, recordó. “Yo le dije: ‘Bueno, tengo que subirme al avión porque tengo que irme ya’. Y él me respondió: ‘Bueno, no creo que vayas a subir a ese vuelo’”.
Al momento de recibir la noticia, Belloza comenzó a sufrir un ataque de pánico y pudo hablar de forma breve con sus padres.
“Pensé: ‘Déjame procesar todo lo que está diciendo, porque acaba de decir que me van a deportar’”, recordó López Belloza en diálogo con The Boston Globe.
