“La situación es preocupante”, se sinceran en una automotriz importante, que tuvo más de 30% de crecimiento de ventas en el año. No lo dice sobre diciembre, mes que transita sus últimos días y que, históricamente, es el más flojo de ventas para el mercado automotor. Al contrario: lo hace mirando hacia enero, el periodo más fuerte patentamientos, con volúmenes que, por lo general, duplican al de un mes normal.
La decisión del Senado de postergar hasta febrero el tratamiento del proyecto de Modernización Laboral generó incertidumbre entre las marcas de autos. ¿Por qué? El proyecto incluye la eliminación de “impuestos selectivos al consumo”. Entre ellos, el que actualmente grava a vehículos automóviles.
Si bien existía de antes, ese tributo empezó a distorsionar el mercado automotor en noviembre de 2013. El Gobierno de entonces lo subió ya que, en el que resultó el, hasta ahora, año récord de ventas para el mercado automotor -más de 955.000 unidades-, los patentamientos de autos de lujo también tuvieron pico histórico, impulsadas por el estímulo de la incipiente brecha entre el dólar paralelo y el oficial, al que cotizan las listas de precios. El cepo, vale recordar, se había puesto a fines de 2011. En 2013, una de cada 10 ventas de autos fueron de alta gama, una participación inédita para un segmento que, en la Argentina, difícilmente superó el 1,5 por ciento.
Actualizado desde entonces, en mayor y menor medida y con distintos criterios, en enero, el Gobierno de Javier Milei hizo un fuerte recorte, que produjo baja en los modelos directamente beneficiados.
La última vez que se modificó fue este mes. A inicios de diciembre, el Ministerio de Economía redujo el gravamen, con la eliminación de la primera escala, que tenía un arancel del 20%, y una baja, del 35% al 18%, de la segunda, que alcanza a modelos de valor en concesionaria en torno a los $ 120 millones. El impuesto alcanza sólo a los denominados vehículos para pasajeros. No a los comerciales. Es decir, las pick-ups -una de las categorías más pujantes del mercado local- están exentas.
Cada retoque de las escalas fue celebrado por el Gobierno como una eliminación de impuestos “para que bajen los precios de los autos”. Argumento que volvió a escucharse 10 días atrás, cuando se incluyó la erradicación del tributo en el articulado del proyecto de ley laboral que la Casa Rosada envió al Congreso. Eso, dicen en una terminal, ya provocó un primer freno, que -por ejemplo- llevó a alguna marca -como Mercedes-Benz- a ofrecer la devolución del monto del impuesto a los clientes que compraran su automóvil en diciembre y enero, si el tributo, efectivamente, era eliminado antes del 31 de enero.
Pero, en un contexto de dos meses consecutivos -octubre y noviembre- de caída interanual en las ventas de autos, la postergación del tratamiento a febrero provocó un efecto colateral no deseado: la parálisis total en las concesionarias, ante la expectativa de que, tras la sanción de la ley, los autos serán más baratos. Una expectativa que, enfatizan en la industria, dista de ser real.
Actualmente, el piso de precio de un 0 km en la Argentina es de $ 26,5 millones (Renault Kwid). Los más vendidos -pick-ups incluidas- oscilan entre $ 50 millones y $ 65 millones. A lo sumo, $ 90 millones, en el caso de las camionetas más equipadas. “Es un porcentaje muy chico del mercado el que bajaría de precio si se elimina el impuesto. La mayoría de los modelos no va a bajar. De los más vendidos, ninguno”, enfatiza otra marca.
Por tal razón, Prestige Auto, representante de Mercedes-Benz, intentó aportar claridad a la confusión. Recordó que, hoy, son ocho los modelos de su portafolio que no están afectados por el impuesto, “por lo que una eventual modificación o eliminación del gravamen no generaría cambios de precio por ese concepto”. Se trata del A 200, A 250, CLA 200, GLA GLA 250, GLB 200, GLB 250 y C300 Avantgarde. Representan el 30% de las ventas domésticas de la marca de la estrella.
“La eliminación del impuesto interno, de concretarse, impactaría únicamente en los modelos que hoy están alcanzados por ese gravamen”, dijo Martín Idiarte, director comercial de Prestige.

